Jeff Bridges

Soñé que leía un nuevo libro de Martin Amis. La pieza estaba a oscuras pero yo agarraba la novela y decía: “Mmm, son 632 páginas”. Luego encendía el velador y me fijaba: 629. No tenía página de cortesía ni dedicatoria. Iba por primera vez directo al punto. Así comenzaba: “Si usted está leyendo esta novela que enloqueció a Jeff Bridges, seguramente usted no es Jeff Bridges. Jeff ya está en el manicomio”. Sonreí feliz, era un comienzo típico de Amis.