Tengo que entrevistar a Benja Vicuña y a su mujer. Mi vieja se entera y me pide que le lleve algo a ella. Aparentemente son unas remeras que yo uso para dormir y que ella quiere. Me opongo pero no me sirve de mucho. Cuando llego a la finca del matrimonio, me recibe Pampita feliz de la vida porque sabe que en la bolsa tengo esas remeras viejas de Cancún que tanto desea. Le explico que son mías, que me las dió mi ex novio pero no le importa. Sólo me contesta: “tu mamá dice que yo las cuido mejor; que me corresponden”. Esto me pone muy triste y decido dar por terminada la entrevista para buscar refugio en la casa de unos amigos. Cuando llego, ellos tienen la feliz idea de pedir comida vietnamita, algo que yo no comería ni en sueños. Gastan fortunas en esa cena. Por suerte en la heladera hay media tostada.